© Juan José Gilsanz
Cuando llegó la peste en 1598, recién colocada la Cruz de Cristo (1594), en el precioso Camino del Calvariio, la intersección de San Roque debió ser milagrosa en Navalmanzano, donde se tiene constancia de que sólo un matrimonio murió por esa enfermedad y se les enterró juntos en el atrio de Santa Juliana. Por eso, entre 1954 y 1620 se levanta la sencilla ermita de San Roque, por parte del concejo y del agradecido vecindario.